lunes, 18 de octubre de 2010

Sin regalos la Navidad no será lo mismo...

Así comienza uno de los libros que influyó en mi juventud y al que sigo apreciando y releyendo siempre que tengo ocasión.
Como he escrito antes, la educación nacional-católica, que muchos de nosotros recibimos, influía bastante, en nuestras lecturas y nuestros gustos por la literatura. No obstante, con la edad me fui desbancando de esas lecturas, teniendo el gusto por las propias. Aunque en aquella época, y siendo mujer, solo estaba bien visto, las llamadas “lecturas para niñas”. Mujercitas, Heidi, Sissi Emperatriz etc.…
La editorial Bruguera y sus Clásicos Juveniles, me envolvieron en una gran aventura, en la que sin lugar a duda fue el primer peldaño, para apreciar obras de gran valía.
Pero siempre tuve la plena convicción, de que esas novelas “para niñas” no eran tal, y existía gran trascendentalismo dentro de ellas. La lucha de cuatro hermanas, con aptitudes y sueños totalmente diferentes que se recrea en Mujercitas, nada tiene que ver con el “romanticismo” en el que está siempre catalogada. Una familia venida a menos por sus convicciones, en plena guerra de secesión, en el que aunque siempre se narran las peripecias del Sur, en el Norte tampoco es que estuviesen de rositas. Luchando día a día por tener un bollo caliente o una patata para el desayuno, zurciendo la ropa, o tratando de sobrellevar la pobreza, pero siguiendo los usos y costumbres de la época, bailes, óperas y puestas de largo. A las que debido a su apellido y anterior posición social, eran invitadas habitualmente, sin considerar ni por un momento, el no asistir a tales eventos a pesar de llevar ropa pasada de moda, guantes manchados o faldas chamuscadas.
El valor de personajes como Jo, han sido muchas veces en mi vida lo que me a dado fuerzas para seguir adelante, rechazando lo que pudiese parecer a los ojos de los demás una vida mas regalada y pudiente, y con la filosofía claramente de Louisa May Alcott “pleno vivir y elevado pensar” que siempre llevaron todas sus protagonistas.
Ni que decir tiene, que Mujercitas tiene un sitio especial en mi humilde biblioteca, aunque mi favorita siempre será Polly Milton, una muchacha anticuada, a la que un día por razones de la vida, perdí la pista, y la recuperé hace dos años en el rastro de Madrid.
Ese reencuentro con el libro, fue parecido al de dos buenas amigas, que llevaban más de veinte años sin verse, pero que a pesar del tiempo pasado, ninguna de ellas había perdido la esencia de la juventud.
Recomiendo encarecidamente estas lecturas, si hace tiempo que no se hacen, serán reencuentros con viejas amigas y sitios maravillosos, si son la primera vez, desprendeos de perjuicios absurdos y románticos, y meteros en la vida y en el pensamiento de esas mujeres luchadoras, que salieron adelante en un mundo solo de hombres. Aunque como mandan los cánones al final siempre la protagonista encuentra el amor. ¿¿Que sería de la existencia si no??.

2 comentarios:

  1. hOLA... has entrado en mi blog y te gusta el SAL de LA FAMILIA.. si quieres participar, dejame tu correo electronico y te lo mandare...

    Un beset


    RosA

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  2. Qué buena tu observacion sobre la obra mujercitas....
    no he tenido ocasión de leerla , pero sí he visto infinidad de veces las películas , todas las versiones...
    Un saludo.

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Un verdadero amigo es alguien capaz de tocar tu corazón desde el otro lado del mundo.